Justa venganza

sábado, 3 de julio de 2010

 

Lagrimas rodando sobre el lavabo sucio de un viejo motel. Las bonitas cortinas y suaves alfombrillas de ducha no pueden ocultar el moho que tras de ellas se esconde. El ruido de sus pasos por la habitacion resuenan en sus oidos. El dolor de sentirle dentro no se borra de su memoria. El sabor del sucio sexo no sale de su boca, aferrado a cada papila de su lengua. Solo le queda el consuelo de llorar sobre ese lavabo mugriento.

Con ojos llorosos mira su reflejo en el espejo lleno de cal, nunca lavado, y intenta recordar como fue posible que eso le pasase a ella, a sus doce años. Apenas recuerda aquellas palabras que le citaron a traves de una anonima sala de chat, pero recuerda que le atrajeron como la miel a las moscas.

Se puso su vestido mas bonito, el le habia dicho que le gustaba cuando parecia aun mas pequeña, como una linda niña desprotegida. Aunque le parecia cursi, y esperaba no ponerselo nunca, decidio contentarle, queria satisfacer sus deseos. Se maquillo torpemente, no solia hacerlo pero queria gustarle.

Llego puntual al lugar indicado, y conforme el tiempo pasaba el miedo a que el no llegase le recorcomia por dentro. Pero pronto un coche se paro frente a ella. Un elegante coche, lujoso, tal y como le habia prometido. El le abrio la puerta, la recibio con un ligero beso en los labios color pasion que ella se habia pintado, y por un instante sintio rozar el cielo con sus dedos. Una vez sentada en el coche, el le ofrecio una lata de refresco. Su sonrisa era tan dulce y encantadora que se le parecio un angel. Mientras conducia aprovechaba entre cada cambio de marcha para acariciar la pierna de ella, y ella se hacia la despistada aunque disfrutaba con cada caricia.

La llevo a un motel, oscuro, alejado, en mitad de la nada, perfecto para esconder ese amor prohibido que ella le profesaba. Le abrio nuevamente la puerta del coche, y aprovecho para pasarle un brazo por detras abrazandola, arrastrandola hacia la entrada. Una vez dentro no la solto aun cuando estaban inscribiendose, lo que a ella le gusto pues parecia que el no se arrepentia de ir con ella.

La subio hasta la habitacion, no parecia haber nadie mas en aquel lugar, o quizas ella no prestaba atencion a esos detalles. La solto un momento para abrir la puerta, y dejarla pasar a ella primero, era todo un caballero. Ella se sonrojo y timidamente paso al interior de la habitacion. El entro quitandose la chaqueta y dejandola sobre la cama. Abrio el mueblebar y saco una pequeña botella de licor, cogio una copa de un mueble contiguo y con una sonrisa le pregunto a ella si queria algo. Ella nego.

El insistio y para no quedar mal ella acepto. Vacio el botellin entero en un vaso y le echo un poco de una de las latas de refresco. Aunque la bebida estaba tremendamente cargada ella dio un par de sorbos para no quedar mal.

El se sento a su lado, y empezo a acariciarle las piernas, mientras susurraba cosas en su oido. La mayor parte de las cosas que le decia no las entendia pero se hacia una idea de a que hacian referencia. Ella siguio bebiendo, el siguio acariciando, su tacto era suave, era tan dulce, tan encantador, la bebida era tan refrescante, la habitacion se iba apagando poco a poco, la mente le iba abandonando cada vez mas rapido.

Tan solo sintio que el vaso cayo de sus manos tras dar un ultimo trago, y que antes de que tocase el suelo estaba tumbada en la cama. El estaba encima suyo, le habia levantado la falda del vestido y le bajaba las bragas. Ella no podia reaccionar, se encontraba en un estado de estupor, era consciente de lo que sucedia pero no podia reaccionar. El empezo a acariciar su pubis, y introdujo un dedo, el dolor y la excitacion subieron rapido hasta su cabeza, el continuo tocandole por dentro.

Despues el se desnudo, y poniendola recostada le obligo a realizarle una felacion. Primero lentamente, ella se sentia desorientada y actuaba sin saber, luego el ritmo se fue acelerando progresivamente, y la sensacion de arcada al fondo de su garganta tenso sus labios, lo cual provoco una rapida eyaculacion dentro de su boca, el desagradable sabor se grabo en su memoria.

Sin esperar ni un segundo, la tumbo de nuevo, le forzo a abrirse de piernas, y le introdujo su sexo, ella dejo escapar un grito mudo mezcla de dolor, placer y sensacion de vacio. Por un instante sintio el fuego del infierno arde en su interior, pero paso tan fugaz que al instante sentia los movimientos convulsivos constantemente, agitandola de un lado a otro. Fruto de la excitacion, desconoce cuando él le arranco el vestido, convirtiendolo en un guiñapo tirado en una esquina.

No duro demasiado, fue breve, pero para ella habia durado siglos de dolor placentero y de un placer doloros y ardiente. El se tumbo a su lado, y acaricio el cuerpo rigido y desnudo de ella. Le beso pero ella no pudo reaccionar, tenia la mirada clavada en el techo, sentia arcadas, frio y asco hacia si misma.

Musito algo, ni si quiera recuerda el que, se levanto y fue al baño. El se quedo fumando en la cama. Entra al baño, cierra el cerrojo, se mira al espejo, vomita en el propio lavabo, llorando. Siente impotencia, dolor, le duele todo su cuerpo pero le duele aun mas su alma. La garganta le arde, siente el sabor de la bilis pero aun siente un sabor mucho peor, el sabor de aquel hombre que se corrio en su boca.

Lagrimas rodando sobre el lavabo sucio de un viejo motel. Esa tarde grabada a fuego en su memoria, cada segundo, cada instante, desde que el le convencio con bonitas palabras para quedar, como coqueteo con ella cada instante, como al final la utilizo para satisfacerse. ¿Cuantas chicas mas habran pasado por sus brazos, por esa misma cama, por el asiento de su coche, por sus piernas?

El dolor se vuelve rabia, la mueca triste y apagada se torna una sonrisa enloquecida, no iba a echarse atras despues de haber llegado tan lejos, no habia sufrido en balde todo ese suplicio para ahora dejarle escapar.

Sale del baño, rebusca en los bolsillos de su vestido, el tontea con ella, le abraza por detras, le susrra guarradas, le acaricia los incipientes senos en crecimiento, baja por el vientre, acaricia el poco vello pubico que florece, siente un pinchazo en el costado, nota la sangre brotar de una herida, ve una navaja clavada en el.

Sonriente ella le mira desplomarse al suelo, esgrimiendo palabras soeces, llamandola de todo, ella le arranca la navaja de sopeton, el chilla como un cerdo.

- Elegiste una planta vacia para que nadie me escuchase gritar. Lo que no valoraste es que tampoco te escucharan a ti suplicar por tu vida.- le dice ella.

- Zorra, como te coja, te mato.

Ella le clava la navaja en la rodilla, mientras el grita de un modo horrible. Intenta alejarse a duras penas arrastrandose, imposible. Ella le destroza la otra rodilla. El queda tendido, llorando en el suelo, bocabajo. Ella le obliga a volverse cara arriba.

- Ahora entiendes lo que sienten todas las chicas que te has tirado ¿Verdad?

El llora, contempla en silencio como ella se rie de el. No es capaz de sentir remordimientos, pero pide clemencia. Apela al sentido comun de la niña. Ella suelta una carcajada, y de una cuchillada le amputa su sexo. El mundo se le apaga lentamente y se sume en un profundo sueño.

Afuera ha anochecido. Ella camina desnuda por la carretera, con la mirada fija en un horizonte vacio. No tarda mucho en detenerse un coche a su lado. Un buen coche, un hombre con una gran sonrisa, la invita a entrar, ella se sienta, el le acaricia la pierna... ella sonrie.

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